Buscarle cinco pies al gato

A propósito de un asunto político escucho como un conocido líder político acaba su intervención pidiendo a los periodistas que “dejen de buscarle cinco pies al gato“. Siendo el aludido uno de los pocos políticos que aparenta cierta erudición, me genera la duda sobre el dicho popular que yo siempre había escuchado como “buscarle tres pies al gato”.

Aunque en todo caso el significado alude a quienes con engaños, embustes o falacias tratan de probar lo imposible poniendo a prueba la paciencia de los oyentes, la realidad de su génesis es más compleja de lo que había previsto.

Ya en 1611 en el Tesoro de la lengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias, se mencionaba el dicho nombrando los cinco pies. El maestro Correas, contemporáneo del anterior, dice en su Vocabulario de refranes lo siguiente: “buscáis cinco pies al gato y no tiene más que cuatro; no, que cinco son con el rabo”.

Sin embargo, Cervantes en el Quijote, contemporáneo también de los dos mencionados, usa el dicho actual y escribe “buscando tres pies al gato“.

En una investigación menos erudita he encontrado en Internet quien justifica el dicho diciendo que este se basa en la proverbial agilidad de los gatos que nunca tropiezan y que por lo tanto nacería como “no busques traspiés [sic] al gato” y que acabaría derivando en tres pies.

Otra justificación, no menos original, justifica como hecho constatado que los gatos, al contrario que las gatas, no pueden tener más de dos colores en su pelaje por lo que su génesis estaría en “no buscarle tres pels al gat”.

En todo caso, citar de la forma menos convencional, sobre todo cuando hables en público, ayuda a generar atención; como  logró conmigo el aludido en el primer párrafo.

Recommended Posts

Dejar un comentario