Quo vadis?
La cita se le atribuye al mismísimo Simón Pedro, más conocido como san Pedro, que, huyendo de su martirio por la Vía Apia, se encuentra con Cristo y le pregunta Domine, quo vadis? a lo que este le respondió “Vengo a Roma para ser crucificado de nuevo”. Ante la respuesta el primero estimó que debía volver a Roma y aceptar su suplicio, como así hizo.
A pesar de su raigambre parece que la frase comenzó a popularizarse mediante la concesión del premio Nobel de literatura del año 1905 al polaco Henri Sienkiewicz, por su obra histórica sobre Nerón que tituló Quo Vadis? y que se convirtió en todo un best-seller internacional.
En todo caso, es expresión con la que se intenta ilustrar la deriva de alguna persona o institución anteriormente juiciosa y que haya perdido el tino.
Mundo, quo vadis?
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