Cómo se mira a un auditorio

Cuando en mis talleres llegamos a la parte de comunicación no verbal, una de las cuestiones en las que más tenemos que trabajar es en cómo mirar al auditorio.

No es extraño ver a ponentes dejando vagar sus miradas hacia un punto fijo por encima de las cabezas de los presentes en el auditorio y, cuando bajan sus miradas de la búsqueda divina, fijarla en un punto imaginario del subsuelo, en el que parecen buscar la inspiración necesaria para continuar con su discurso.

Sea la mirada perdida en busca de inspiración divina o del averno, no centrar la mirada en los ojos de los asistentes es un gesto adaptador que no favorecerá precisamente la empatía entre el conferenciante y los oyentes. A excepción de que el conferenciante sea invidente, si no miramos a las personas a los ojos va a resultar muy complicado conectar con el auditorio.

Aunque siempre sería recomendable, para informar no sería imprescindible mirar a los ojos de los asistentes. Sin embargo, para convencer, para seducir, para persuadir no sólo es aconsejable; es condición sine qua non. Si tu intención es llegar a ser un ponente gaseoso tendrás que mirar a las personas a los ojos.

Mirar a los ojos del auditorio cuando no le consideras tu enemigo sino tu aliado es más sencillo: basta con mirar a los ojos de las personas con una expresión afable en tu rostro para conseguir empatizar. Obviamente para mirar con esa tranquilidad tienes que haber alcanzado un control emocional que sólo te lo darán las tablas o el haber recibido la formación que  te haya preparado para ese momento.

El tamaño del auditorio condiciona nuestra forma de mirar a los asistentes. Así, cuando el auditorio es pequeño lo mejor es mover la vista entre los presentes sin centrarse excesivamente en ningún sector de la audiencia.

Mirar a un auditorio grande buscando la empatía con los asistentes tampoco es tan complicado, si aplicas alguna de las técnicas que te ayudarán a mirar a los asistentes sin sufrir un infarto en el intento.

A no ser que lo tengas pactado con algún “topo”, debes evitar centrar tu mirada exclusivamente en pocas personas, aunque estas te transmitan vibraciones muy positivas, pero sobre todo evita centrarte en quien, por el motivo que sea, te transmite emociones negativas. Si alguien niega o muestra desagrado no te reboces en él. Lo más probable es que su disgusto, en el caso de existir realmente, no vaya contigo aunque, obviamente, deberás estar muy atento a los mensajes del resto del auditorio, no vaya a ser que te hayas puesto a exponer las bondades de las hamburguesas de vacuno en un auditorio atestado de hinduistas.

Para los grandes auditorios puedes utilizar los patrones M, W y Z, siendo, este último el más recomendable.

El patrón M consiste en comenzar a mirar al auditorio por el margen inferior derecho o izquierdo del auditorio, e ir subiendo tu mirada, poco a poco, por cada persona hacia el ángulo superior de la sala. Cuando hayas llegado a la última fila lo que debes hacer es ir bajando tu mirada oblicuamente hacia el centro del auditorio para, cuando hayas llegado a la primera fila, subir tu mirada por las filas de forma oblicua hacia el ángulo superior. Finalmente, cuando hayas llegado a la fila de arriba comienzas a bajar tu mirada hasta llegar a la primera fila. Es decir, haces una M con tu mirada por todo el auditorio. El patrón W es idéntico sólo que comienzas por las esquinas superiores en vez de hacerlo por las inferiores.

El patrón Z consiste en comenzar mirando a los asistentes sentados en la fila superior izquierda e ir moviendo tu mirada en línea recta hasta que llegues al otro extremo de la sala, en el que comenzarás a bajar tu mirada en oblicuo hasta llegar a la primera fila del ángulo izquierdo para, acto seguido, mirar a todas las personas de la primera fila hasta llegar al ángulo derecho. Es decir, dibujas una Z con tu mirada por todo el auditorio. Cuando hayas acabado con una Z comienzas con la siguiente pero cambiando el ángulo de inicio para así acabar mirando a todos los presentes.

Más allá de los patrones y las técnicas lo mejor para empatizar con un auditorio es preocuparse de mirar a todo el mundo a los ojos.  Tenemos muy interiorizada la expresión “los ojos son el espejo del alma” por lo que si no miras a los ojos de los oyentes no podrás mostrar tu alma y eso se notará en el efecto final de tu mensaje.

¿Se te ocurren otras formas de mirar al auditorio?

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