El orden de los factores altera el producto
Aunque mis compromisos de confidencialidad y la ética personal no me permiten entrar en detalles, puedo afirmar que la pasada semana ha sido una de las experiencias más intensa, emotiva y enriquecedora que he tenido. Sin duda alguna será una semana inolvidable, de esas que cuentan en la vida de las personas afectadas.
Al margen del aspecto profesional, nunca había tenido una experiencia humana como la que me ha tocado vivir estos días en los que, una vez más, he podido constatar que el diálogo interno y como su consecuencia el enfoque de la situación, sobre todo cuando esta es de riesgo vital, la selección de las palabras adecuadas para expresar los sentimientos y poder evaluar las opciones son lo más importante.
Hay muchas cosas en la vida que nosotros no elegimos, muchas experiencias que nos gustaría no tener, cosas que están fuera de nuestro ámbito de decisión. Lo que si entra en nuestro círculo de poder personal es decidir cómo vamos afrentar esa situación, ese trance, esa experiencia o esa tribulación. Lo que suceda, en ciertas situaciones, no está a mi alcance pero cómo vivirlo, sin duda, es mi decisión.
Uno de los actores principales de esta obra me preguntó el sábado, una vez alcanzado el enfoque más esperanzador para afrontar la dura travesía que sin duda habrá que recorrer, “Y tú, ¿cómo estás?” a lo que respondí “Agotado, pero muy satisfecho”.
Una vez lanzada la respuesta, de forma automática, empecé a intentar analizarla ante él diciéndole “Fíjate que diferente hubiera sido responder muy satisfecho, pero agotado”.
La primera respuesta, la que di, apoya su fuerza comunicativa en la satisfacción personal. En que lo conseguido, fuera lo que fuera, ha valido mucho la pena el esfuerzo invertido. La segunda respuesta daría más relevancia al cansancio físico o mental que a lo conseguido con él.
El programa de divulgación Brain Games hizo un experimento muy interesante. Tomó a dos hermanas gemelas idénticas, con el mismo curriculum, que incluso vistió de igual forma y las enfrentó a expertos en selección de personal que tenían que decidir a cuál de ellas contratarían. Ambas tenían que describirse con los mismos seis adjetivos pero en secuencia diferente.
La primera comenzaba describiéndose como extraordinariamente creativa y finalizaba diciendo que era brutalmente sincera. La segunda se describía a la inversa; primero decía que era brutalmente sincera y acababa afirmando su extraordinaria creatividad.
Más del 80% de los profesionales participantes eligieron a la primera candidata.
Si tu pareja te dice “te quiero mucho, pero nuestra relación es muy exigente” quizás deberías ir pensando en hacer las maletas. Si en cambio te dice “nuestra relación es muy exigente, pero te quiero mucho” parece estar reforzando su compromiso con la relación, aunque esta no esté pasando su mejor momento.
En comunicación, el orden de los factores (la secuencia de las palabras) altera el producto (el mensaje percibido). Tenlo en cuenta cuando prepares tu próximo discurso pero, sobre todo, tenlo en cuanta en tu día a día.
¿Cuál de las candidatas hubieras elegido tú?