Más agorero que Casandra

Se emplea para definir a las personas que con constancia y contumacia no hacen sino pronosticar males y desgracias.

Casandra era una de las princesas de Troya cuando se desarrolló la famosa guerra homónima. Su hermano gemelo, Héleno, debería ser quien heredase, desde el punto de vista etimológico, la adjetivación de agorero por significar el intérprete de los augurios.

Casandra intercambió con Apolo un encuentro carnal por el don de la profecía. Como acto seguido rechazó el amor que este le profesaba, la adivinación se complementaría haciendo que nunca nadie creyese sus pronósticos.

La curiosidad de este síndrome es que no pocas personas se consideran herederas de los dones de Casandra y que todos ellos sufren de amnesia para reconocer haber errado en su último augurio al defender con su vida el vaticinio actual.

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